Es una ley universal: Creamos un empuje mediante nuestra voluntad, para alcanzar un objetivo y la resistencia al cambio opone tremendas fricciones:
- El propio equipo.
- Los recursos.
- La competencia.
- El mercado.
Primero debemos identificar con claridad lo que fricciona.
Después debemos ir eliminando o reduciendo las fricciones.
Cada fricción tiene su tratamiento diferente.
Es asombroso lo que puede conseguirse identificando las fricciones y aplicando tratamientos específicos.
Cualquier fricción eliminada o reducida, se traduce de inmediato en una aceleración del impulso: es muy gratificante.